sábado, 28 de abril de 2012

“UN ESPACIO HUMANIZANTE EN UN HOSPITAL PSIQUIÁTRICO”



 “UN ESPACIO HUMANIZANTE EN UN HOSPITAL PSIQUIÁTRICO”

AUTORES:

Lic. Raúl Penino. Dirección: Abayubá  2825 bis apto 2 (Montevideo-Uruguay). Tel. 22092360. Mail: raulpenino@yahoo.com
Lic. Alfredo Perdomo. Dirección: Lorenzo Fernández 3253 apto 2 (Montevideo-Uruguay). Tel. 22001011. Mail: psicoper@hotmail.com
Bach. María José Domínguez. Dirección: Ibirapitá 2786 (Montevideo-Uruguay). Tel. 24877011  Mail:  majo683@hotmail.com

Área Teórico Práctica: Psicología .
Eje: Salud Mental y Ser Histórico Social: líneas de fuga y micropolíticas.

Objetivos: mostrar el trabajo en el marco de un dispositivo de rehabilitación psicosocial ubicado en una institución hospitalaria cuya población son personas en situaciones críticas de salud mental.

Temática principal: desarrollo del trabajo con diferentes herramientas de intervención psicosocial, expresivas y humanas (en su más amplio sentido), como base en el proceso de atención psicosocial a la persona en crisis.

Conclusiones: resaltar la importancia de este tipo de intervenciones psicosociales en el proceso de reconstrucción psíquica de la persona en crisis, más allá de la terapéutica biológica.

INSTITUCIÓN: Hospital Psiquiátrico Vilardebó  (Montevideo-Uruguay)
Está autorizada su publicación por parte de los autores.




¿Qué es ser un humano? Buena pregunta, tal vez no tenga una respuesta única. Tal vez el ser humano busque en sí esa respuesta a lo largo de su vida, tanto individual como de especie. Tal vez se la responda una y otra vez, en función de lo que uno hace, de lo que ve en sí mismo. Tal vez, pensando con Deleuze, podríamos decir: el ser humano es en función de sus múltiples devenires reales concretos. El problema es que no somos, devenimos, en función de las circunstancias en que nos toca jugar, en función de los encuentros, que es donde se ven las potencialidades del cuerpo (diría Spinoza).

En esos devenires las personas eligen jugar sus posibilidades vitales. A nosotros nos tocó jugar a ser psicólogos, tarea muy fina por cierto, que trata con aquello más sutil y complejo de lo humano. Tal vez su esencia misma. Y nos toca jugar parte de ese devenir profesional con compañeros caídos temporal o por siempre en algo que denominamos “locura”. Sabemos que eso a lo que le damos el sesgo de patológico, es un quiebre en el devenir existencial en el sujeto hasta ese momento, es valga la redundancia, una línea de fuga desterritorializante que abre hacia otro devenir. Devenir que de por sí nunca es muy claro, a veces (las menos) vemos que se orienta hacia buenos y alegres caminos existenciales, recuperando el sujeto su autonomía. Pero la mayoría de las veces es el inicio de un perverso círculo vicioso antiproductivo, la “calesita”, la caída en crisis una y otra vez (en muchos casos de forma muy seguida), en un horizonte de tristeza y pérdida de la capacidad de autonomía cada vez mayor.

En ese viaje estamos, acompañando a estos viajeros en su “nave de los locos”. Ayudando y acompañando al sujeto en sus posibilidades, pero siempre haciéndolo con alegría militante, con afecto, aprendiendo de aquel que vive en su mundo autístico procesando el devenir social-histórico de manera sumamente singular. Nos maravillan muchas veces sus potencialidades, a pesar del deterioro en “áreas cognitivas, emocionales o sociales” que puedan tener. La producción psíquica igual no se detiene, y toma en muchas ocasiones intensidades insospechadas.

Este espacio, que para la dimensión técnico-institucional es de rehabilitación psico-social, para nosotros es un espacio humanizante y productivo. En esta pequeña sala ubicada en el sector de pacientes hombres (estamos llevando a cabo por escrito una presentación de un proyecto similar para el sector mujeres con la colega Andrea Ferreira) del Hospital Vilardebó, privilegiamos el encuentro y el vínculo, por encima de cualquier postura técnica o del expert. En tal caso somos un expert anti-expert, nos mostramos desde el lado más humano y menos técnico. La cuestión pasa por mover al paciente, ayudar en su subjetivación, siendo con él un sujeto más, con el que interactuar, en un proceso mutuo de enseñanza-aprendizaje.

El traslado  o ingreso de la persona internada, pasaje fronterizo de un medio exterior a este medio (Hospital), implica un cambio de Entorno Ecológico sustancial. Este traslado afecta al individuo en múltiples sentidos. Éste de alguna manera era quien era en su medio, barrio, con sus vecinos, familia, etc…, en sus formas y sentidos vinculares que lo caracterizan.  Esto se quiebra abruptamente. Se modificó su Mundaneidad, hay un quiebre existencial en el sujeto. Se ve obligado el sujeto en la institución a una re-conexión consigo mismo, en otro entorno (lo institucional, los otros, las normas, sus funcionamientos, etc. etc.).

Por lo tanto, además de la terapéutica de índole psiquiátrica, se hace necesaria la implementación de modalidades de intervención psicológicas y sociales que ayuden al sujeto en este sentido, a una nueva re-conexión consigo mismo. La cuestión es generar espacios capaces de  servir como facilitadores en su singular proceso de Individuación. Este Dispositivo (Sala 14 “Puertas Abiertas”) instalado desde hace varios años en el Hospital, aporta en este mismo sentido.

Podríamos decir que, básicamente, la Sala 14 en un ESPACIO FÍSICO Y MENTAL, GENERADOR DE PRODUCCIONES DE SUBJETIVIDAD. Como dicen Deleuze y Guattari (entre otros), y sobre todo inspirándose en el pensamiento de Michel Foucault (ver de Gilles Deleuze “Foucault” y de Deleuze y Guattari “El Anti Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia”); siempre hay procesos de Producción de Subjetividad. Estos Procesos de Producción de Subjetividad se dan siempre, por lo menos, en tres niveles:

1)            Producción de Producción (es decir, aquello que solemos señalar como lo nuevo, lo creativo, etc.)
2)            Producción de Reproducción (que más o menos señala aquello que tiende a que se mantenga todo más o menos igual o estable).
3)            Producción de Antiproducción (básicamente lo destructivo así como el consumo, que también es necesario para la construcción de lo nuevo, entre otras cosas).

En cierto sentido, estos tres niveles siempre están mezclados, confundidos uno con el otro. Se puede decir que cada acto de la subjetividad siempre tiene los tres niveles, y que no siempre es posible visualizarlos. Hay que tener en cuenta que esto se juega en procesualidades (o procesos) conscientes e inconscientes. La Subjetividad también se produce en constante Modelización (ver de G. Deleuze: “Post data sobre las sociedades de control”) con el mundo que la rodea, con el contexto. Contexto que la produce a su vez y, en realidad, es texto. Sobre todo, en el sentido de que está, de alguna manera, siempre presente en el Proceso de Producción de Subjetividad. Las cosas y las personas con las que vivimos nos moldean, nos dan forma a lo que hacemos, producen también Subjetividad. E impactan en la producción propia del sujeto, también denominada por Félix Guattari (ver de este autor “El Devenir de la Subjetividad” y “Las Tres Ecologías”): autopoiesis o autoproducción.

Entonces: ¿qué pasa con el denominado “psicótico”, e incluso también en buena parte con todo aquello que denominamos “paciente o usuario de Salud Mental” en este Hospital? Carece en parte de un Sujeto o Yo más o menos estable. Entonces podemos decir que produce Subjetividad más cercana a la forma de producción del Ello o Lo Inconsciente (si lo prefieren: podemos denominarla procesualidad psíquica inconsciente) –ver: autores principales del Psicoanálisis, sobre todo a Freud, Lacan, Klein y Winnicott; además de los textos principales del Esquizoanálisis, es decir, sobre todo la obra de Deleuze y Guattari-.

El usuario de este Hospital, en el proceso de internación,  necesita generar nuevas autopoiesis que lo hagan tender a una mínima producción estable. Se puede decir que la falla principal está en el Proceso de Reproducción (pero no exclusivamente, la Producción y la Antiproducciòn siguen jugando). Le falta la estructuración psíquica necesaria para tolerar de otra forma tanto al Ello como a la Realidad.

Entonces: ¿CÓMO PRODUCE SUBJETIVIDAD EL DISPOSITIVO “SALA 14”? Básicamente con estímulos que permitan potenciar de alguna forma la subjetividad y le permitan continuar con su autopoiesis, tendiendo a que la misma se enriquezca. Otro buen nombre para la autopoiesis es el de proceso de individuación (siguiendo enunciaciones de Klínikas Esquizoanalíticas, así como del campo de la Psicología Analítica, entre otras). 

Entonces: los Grupos Dinámicos Espontáneos, los Talleres diversos, las Clases de Profesores, los Diálogos, los Trabajos, los Pensamientos, los Divagues, etc, etc,….funcionan como Tecnologías del Yo (término acuñado por M. Foucault) que permiten tener grados de autoproducción y, en lo posible, de nuevas sensaciones y reflexiones (entre otras cosas que, obviamente, todos los psicólogos solemos saber). Además, el ejercicio de las funciones de corte (límites, planos de organización, etc) y de narcisización (comprensión, escucha, continentación, etc.), como señala el Psicoanalista Daniel Gil (nominando de manera más realista las funciones materna y paterna), permite intentar producir nuevas modelizaciones en el sujeto y tender a poder estructurar un Yo algo más estable.

Desde este punto de vista, los Talleres (y otros dispositivos) que se realizan en Sala 14 por los Psicólogos, Docentes, Enfermero, Estudiantes y Voluntarios, aportan a la Re-inserción Social del sujeto en este tan duro proceso de crisis que vive el sujeto internado.

Podemos señalar como objetivos de este dispositivo:

1-            Generar efectos de rehabilitación psicosocial en los usuarios en este proceso.
2-            Ayudar a generar cambios durante este proceso de crisis, beneficiosos para el usuario y su futura re-inserción social externa.
3-            Tratar de que el proceso de internación, en este espacio, se transforme en una dinámica continentadora y de sostén de su situación.

Entendemos como su METODOLOGÍA:

1)            Generar devenires espacio-temporales subjetivantes, en Modalidades Grupales y Psicosociales.


2)            Los contenidos de estos espacios tienden a que el paciente requiera de un esfuerzo personal para poder conectarse con las dinámicas. Esto le exige a él una modificación en su sí mismo. Pone en juego su potencial adaptativo. Por  lo tanto, se requiere en este espacio de profesionales capaces de instrumentar adecuadas Tecnologías del Yo (término del Psicólogo Michel Foucault).

3)            Se trata de habilitar a que los sujetos puedan continuar su proceso de individuación, proporcionándoles estímulos con este fin.

La INSTRUMENTACIÓN TEÓRICO-TÉCNICA privilegiada, que cubre la mayor parte del tiempo, es la que denominamos: GRUPO DINÁMICO ESPONTÁNEO. Consiste en habilitar el uso del espacio en la sala, con parámetros témporo-espaciales y limitantes básicos. La sala 14 cuenta con diversos materiales que sirven como estímulo; entre ellos destacamos: mesa de pin pong, juegos de mesa, materiales para dibujo y pintura, libros, etc. Cuenta con recursos humanos que están a disposición del usuario,  teniendo en cuenta las funciones subjetivantes básicas de corte (o límites) y de narcisización (continentación, etc), según las modalidades técnicas que se vean convenientes en función de la situación. Entre algunos limitantes básicos, destacamos: no fumar, no establecer en este espacio un hábito de alimentación, no entrar con el torso descubierto ni descalzo, no llevar objetos propios de la Sala 14 a otros espacios, no entrar en condiciones de higiene inadecuadas, etc.

Ejemplos de esta Dinámica: mientras algunos usuarios juegan al pin pong, otros leen, otros conversan entre sí, otros conversan en un grupo espontáneo con el Psicólogo (donde en función de la situación implementará las reglas que técnicamente vea adecuadas), etc…

Además se cuenta con varios talleres dirigidos por psicólogos, profesores, estudiantes y enfermeros:
- “Locos por el arte” (espacio de expresión artística)
-Taller de Humor (se cuentan y leen chistes, situaciones de humor, etc.)
- Taller de Música (se cantan y tocan canciones conocidas, y también se crean nuevas piezas)
- Taller de Periodismo (espacio de producción de proyecto de Diario del Hospital)
- Taller Divagarium (a partir de estímulos, que pueden ser una canción, una lectura, etc. se da un espacio de producción oral).
-Taller de Cerámica (espacio de producción de arte con dicho material)
En este viaje estamos, en este viaje seguimos…  provocando a que los usuarios expresen por medio de nuestras humildes posibilidades, sus más grandes potencialidades subjetivas.

BIBILIOGRAFÍA CITADA Y CONSULTADA
-Amarante, P. “Locos por la vida. La trayectoria de la reforma psiquiátrica en Brasil”. Ed. Madres de Plaza de Mayo.
-Baremblitt, G. “Compendio de análisis institucional”. Ed. Madres de Plaza de Mayo.
-Baremblitt, G.et al. “El concepto de realidad en psicoanálisis”. Ed. Socioanálisis.
-Baremblitt, G. “Psicoanálisis y Esquizoanálisis. Un ensayo de comparación crítica”. Ed. Madres de Plaza de Mayor.
-Ceroni, C. “Rehabilitación de los pacientes que padecen un Trastorno mental severo”.
-Chatelet, G. “Vivir y pensar como puercos”. Ed. Lengua de Trapo / Océano
-Deleuze, G. “Crítica y clínica”. Ed. Anagrama.
-Deleuze, G. “Foucault”. Ed. Paidós.
-Deleuze, G. “Post-scriptum sobre las sociedades de control”, en: “Conversaciones”, Ed. Pre-Textos.
-Deleuze, G; Guattari, F. “El Anti Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Paidós.
-Freud, S. “Obras Completas”. Tomo 19. “El yo y el ello” y otras obras. Ed. Amorrortu.
-Gil, D; Núñez, S. “¿Por qué me has abandonado? El psicoanálisis y el fin de la sociedad patriarcal”. Ed. Trilce. 
-Guattari, F. “El Devenir de la Subjetividad”. Ed. Dolmen Ensayo.
-Guattari, F. “Cartografías esquizoanalíticas”. Ed. Bordes Manantial.
-Guattari, F. “Las Tres Ecologías”. Ed. Pre-Textos.
-Kazi, G. “Hacia una Psicología Social Histórica”. Ed. Madres de Plaza de Mayo.
-Lacan, J. “Seminario 6. El deseo y su interpretación (1958-1959)”. Edición de la Universidad de Buenos Aires.
-Lans, A. “Cuerpo e imagen. Clínica de la sociedad de consumo”. Ed. Multiplicidades.
-Lans, A. “Esquizoanálisis. Cartografías clínicas”. Ed. Psicolibros.
-Lans, A. “El esquizoanálisis: una clínica en movimiento”. Ed. Multiplicidades.
 -Moffatt, A. “Terapia de crisis”. Ed. Ariel
-Pavlovsky, E. “La voz del cuerpo. Notas sobre teatro, política y subjetividad”. Ed. Astralib.
-Pavolvsky, E. “Resistir Cholo. Cultura y Política en el Capitalismo”. Ed. Topía.
-Penino, R. Exclusión social – Inclusión Manicomial. Presentado en Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos (Buenos Aires, 2007) y en Tercer Encuentro Nacional de Psicólogos de Salud Pública (Montevideo, 2008)
-Penino, R. et al. “Acompañamiento Psicosocial. Proyecto de Pasantía de 4º y 5º Ciclo. Facultad de Psicología - UDELAR”.
-Perdomo, A. El legado de la Antipsiquiatría. En: www.imagencristal.com.ar. Presentado en el Primer Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos (Buenos Aires, 2002).
-Perdomo, A. El cuerpo desde una perspectiva esquizoanalítica. En: www.imagencristal.com.ar. Presentado en el Primer Encuentro Latinoamericano de Esquizoanálisis (Montevideo, 2004) y en el Tercer Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos (Buenos Aires, 2004).
-Perls, F. Sueños, terapia y existencia.
-Rodríguez Nebot, J. “En la frontera”. Ed. Multiplicidades.
-Rodríguez Nebot, J.(coord.)  “Técnicas Psicoterapéuticas. Abordajes Polisémicos”. Ed. Psicolibros.













ESTAR EN EL VILARDEBÓ. UNA HISTORIA DE EXPERIENCIAS EMERGENTES.

ESTAR EN EL VILARDEBÓ. UNA HISTORIA DE EXPERIENCIAS EMERGENTES

 Por Lic. Psic. Alfredo Perdomo

 En primer lugar, y aludiendo a la convocatoria para este artículo, cuestionaré la concepción que encarna el término Salud Mental. Y sobre todo el segundo término: Mental. Esto indica que hay un dualismo mente-cuerpo, y que ambos conceptos imaginarios podrían trazar la fantasiosa idea de que existe una salud mental contrapuesta a una salud física. Cuerpo y Mente son conceptos imaginarios, como ya lo ha planteado Spinoza (1): el Espíritu y el Cuerpo son lo mismo. Por lo tanto aquí de lo que hablamos es lisa y llanamente de Salud. Un estado depresivo no va a impactar sólo en mi cerebro, sino en todo mi cuerpo. Un cáncer genera un impacto emocional muy grande. Por ende, si mi autoestima es positiva, seguramente mi cuerpo se sentirá mejor globalmente. Es hora de transversalizar, de dar cuenta de la multiplicidad de la realidad con la que trabajamos, comprendiendo a ésta en forma holística, más allá de los límites conceptuales que trazan mapas (que para muchas cosas son útiles) que no dejan de ser imaginarios. Como ya señaló De Brasi: la existencia imaginaria de un límite traza un límite imaginario de la existencia (2). La Salud es una sola.

 El campo en el que me he desenvuelto es en el de las subjetividades que han transitado, transitan o aún están en lo que se denomina clásicamente “hospital psiquiátrico” (al cual hoy día se le denomina, en otros lares: centros de salud mental, o centros de atención psico-social, etc.). Esta denominación que se mantiene hoy día en Uruguay marca el gran peso del poder médico-psiquiátrico. De todos modos, y felizmente, se ve en los últimos años un crecimiento de otras dimensiones de saberes y quehaceres antes apenas emergentes: Psicología, Trabajo Social, Terapias Alternativas, Arte, etc. Mi postura con respecto a este tipo de institución (el manicomio, el hospital psiquiátrico) es sumamente crítica y cuestionadora. Creo que es una institución a eliminar. Obviamente que no en forma “salvaje”, es decir: debería darse un proceso de generación de diversos dispositivos y leyes que faciliten una transformación importante del tratamiento de estas subjetividades en grave estado y la inclusión social real de estas personas.

Puertas Abiertas y La Claraboya.

 Pero la cosa en este artículo se trata de hablar de EXPERIENCIAS. Desde 1994 me veo ligado al Hospital Vilardebó. Mi primer contacto fue a través de mi hoy colega y amigo Raúl Penino, insertándome en el Programa Puertas Abiertas, que llevaba un año de funcionamiento. El inicio de mi labor fue trabajando en el Taller de Teatro La Claraboya, nombre dado por los pacientes porque el primer lugar de ensayo era un cuarto con una vieja claraboya que en momentos nos brindaba más calor del necesario (sobre todo en verano). Siendo estudiante de Psicología de segundo ciclo, fui trabajando y aprendiendo teatro en este colectivo integrado por usuarios internados y externados, junto a otros estudiantes de mi carrera. Fue muy linda esta experiencia, inicialmente coordinada por la Profesora y Actriz Brenda Rodríguez y la colega Graciela Pereira. Lo potente de la misma, y creo que hasta el factor de “curación” o terapéutico (prefiero estos términos al de “Rehabilitación”), estuvo en que todos, estudiantes y usuarios, nos aplicábamos a la disciplina teatral en forma horizontal. Todos recibíamos las enseñanzas de la coordinación, así como también todos realizábamos los aportes personales para la mejora de la actuación y la obra. Graciela oportunamente realizaba dinámicas grupales en pro de la conscientización y trabajo del proceso grupal, de nuestro crecimiento personal y colectivo en el marco de la tarea y los vínculos que se construían. Hubo un momento muy especial, tierno y militante cuando, el día que estrenamos la primer obra (escrita INTEGRAMENTE por los compañeros internados), en un espacio precioso que existía donde hoy es la entrada a la emergencia, tras el final, los aplausos y demás, a Brenda se le ocurrió intempestivamente una genial idea. Y nadie pudo contra esa pasión. “¡Vamos ahora mismo a presentar la obra a los pacientes de la sala 11, ellos son los que más la necesitan pues son los más excluídos, los más abandonados!”, exclamó (obviamente no grabé el momento, pero palabra más o menos eso enunció). Y ahí se armó todo y fuimos a la sala de seguridad del Hospital. Fue realmente muy emocionante, los pacientes judiciales se emocionaron mucho, nosotros también. Fue realmente un momento intensísimo. Y esto da cuenta de la gran ética de Brenda, una persona que tengo guardada en lo más profundo de mi corazón, y a la que agradezco que los caminos de la vida me hayan hecho encontrar. También, por supuesto, de la ética y pasión colectiva, pues todos fuimos de inmediato a Sala 11 y todo se encaminó para que en pocos minutos estuviésemos actuando para los muchachos internados allí. Tras dos años de trabajo con Brenda, llegó al espacio el amigo Daniel Panaresse, quien aportó juventud y mayor vigor al proyecto. Se convirtió realmente en un grupo de teatro con proyectos, que fueron in crescendo. Uno de sus puntos máximos fue la participación en Buenos Aires en el Cuarto Festival Latinoamericano de Artistas Internados en Hospitales Psiquiátricos, teniendo la presentación de una obra basada en cuentos de Juceca en varios lados, entre ellos el Centro Cultural San Martín. Y tanto los estudiantes como los profesionales y usuarios compartimos espacios de convivencia y participación durante una semana.

Destaco la horizontalidad del Encuentro en espacios donde usuarios de hospitales, profesionales y otros, discutíamos y opinábamos sobre aspectos diversos del tratamiento (en todo sentido: sanitario, social, legal, etc.) de las problemáticas subjetivas graves. Este festival continúa realizándose en la actualidad en Argentina. Esa semana en Buenos Aires por noviembre de 1995 fue de lo más singular que haya vivenciado. Se dio una experiencia riquísima de convivencia junto a los compañeros internados, y algunos ambulatorios. A mí me tocó compartir el cuarto con un compañero ya dado de alta, con el cual tuvimos un trato de lo más respetuoso y amistoso. Salíamos juntos todos de compras, de paseo, de parranda. El trato fue totalmente horizontal, decidiendo lo que el grupo hacía en forma democrática. Aunque claro, siempre teníamos todos una actitud de respeto transferencial hacia los hoy colegas Graciela Pereira y Raúl Penino, así como a la Enfermera Angélica, a quienes dábamos obviamente el rol de mando y la última palabra. ¡Incluso a Eduardo Larbanois, el guitarrista del dúo Larbanois-Carrero, quien nos acompañó e hizo la música en vivo para la obra! Gran privilegio. A posteriori no se pudieron dar más esos viajes, no se consiguieron fondos, pero el proyecto continuó con actuaciones en varios lugares de Montevideo, entre ellos el Teatro Solís. Fue impresionante ver ese teatro a lleno total. Y la obra salió redondita, realmente todos actuábamos a un nivel profesional. También íbamos adquiriendo todos más “cultura teatral”, yendo el grupo a presenciar diversos espectáculos del género. Hicimos obras de Leo Maslíah, también la historia de Teodoro Vilardebó quien fue el primer médico uruguayo. Esta experiencia teatral se sostuvo entre 1994 y 2000. Lamentablemente, los cambios en las Direcciones y en lo atinente a la “Rehabilitación” imposibilitaron la continuación de esta muy rica y ejemplar experiencia. Incluso frustraron un proyecto de generar un Grupo de Teatro con pretensiones de empresa cooperativa y autogestiva. También cabe hacer aquí el mea culpa, ya que quienes dimos el primer impulso a este proyecto no insistimos por otros lados y otras vías.

 Acompañamientos Terapéuticos

 El otro nivel de experiencias, sostenida inicialmente entre 1995 y 2002, y luego continuada en 2006 desde mi nueva inserción en este hospital como funcionario, es la de la clínica comúnmente denominada: Acompañamiento Terapéutico (una modalidad más de psicoterapia, a mi modo de entenderla, o de trabajo psicológico para usar un término más amplio y menos teñido de las luchas territoriales de hoy día). Y ahí aprendí mucho, tanto de Raúl como del equipo de Sala 8, sobre todo la Dra. Calero, la Trab. Social Rosa Di Bono y el colega Fabián Vico. Pero sobre todo: aprendí de los pacientes. Tenés razón Raúl, lo primero es Estar con la persona, es lo primero a aprender. Y ese estar te hace transitar múltiples devenires. En mi caso conocí historias de vida y el convencimiento de que estos problemas subjetivos no son meramente un hecho biológico. Hay historias atrás, y en general bien jodidas. Y fui aprendiendo en esa práctica las funciones básicas del psicólogo: escuchar, ayudar a comprender, sostener. Como siempre dice el profe Alfonso Lans: “a poner el cuerpo”. Mis primeras armas como psicólogo sin dudas las tomé de ahí. En una tarea de mayor implicación, de mayor propuesta también. No era yo el que venía a escuchar meramente al paciente y trabajar con “su material”. Una tarea básica en gente que está muchas veces desde hace meses o años internada, es estimular, y para eso hay que proponer. Llevar revistas, noticias, hablar de ese mundo que ven (a veces) solo por la tele, porque para ellos el mundo se transforma en el hospital. Por suerte tuve la gracia de poder trabajar con la mayoría de ellos mucho tiempo afuera del hospital, en algún caso varios años, yendo a su casa, trabajando con la familia, en la vida cotidiana, incluso con algunos hasta en la playa. Un sostén necesario. En muchos de ellos recibí la gratificación de ver una gran mejoría de su situación, incluso la de lograr proyectos de vida transformadores, verdaderos movimientos de subjetivación.

 El acaecer clínico más recordado fue el de un muchacho de 25 años, diagnosticado como psicótico (al que luego, tras su mejoría con el tiempo, se le cambió el rótulo a borderline), portador de HIV y adicto a múltiples sustancias (compartiendo jeringas contrajo el virus del SIDA). En un trabajo de un año y medio durante la internación y tres años y medio en la externación logró hacerse cargo del tratamiento del HIV y su problema psíquico, así como generar un nuevo proyecto de vida, retomando su adolescente sueño de ser mecánico, logrando estudiar, recibirse y comenzar a trabajar. Otro de los encuentros klínicos a destacar fue el de un muchacho de 23 años aproximadamente, esquizofrénico, que fue internado por asesinar a su madre en una crisis delirante. El chico hacía tiempo estaba allí, cerca de un año, y no tenía consciencia de lo que había hecho, según me contaba el Equipo Técnico de la Sala, no recordaba que mató a su madre. Recuerdo que manejábamos todos la situación con suma delicadeza al respecto. En el cuarto encuentro con él, el muchacho empieza a recordar lo que pasó, y lo hace con una emoción tremenda, obviamente. Lloró mucho ese día. Fue consciente de la jodida situación que le tocó vivir. Pero a partir de ese momento todo empezó a cambiar para él. Cuando fui con la noticia a los médicos, el psicólogo y la trabajadora social, no lo podían creer. Estaban esperando que se diera ese momento desde hace mucho tiempo. Y fue la clave para ingresar en otro territorio subjetivo, una desterritorialización creativa que le permitió acceder a otro nivel vital. De a poco los proyectos empezaron a surgir, el chico quería trabajar. Comenzó a salir del hospital con mi compañía en principio. Hasta llegamos a ir a la playa (ocasión en la que invité a mis dos mejores amigos, estudiantes de psicología también). Luego la familia entró a tomar más participación. Además de la hermana que nunca dejó de verlo, el padre comenzó a sumarse. Con él tuve varios encuentros, es que le era muy jodido aceptar la enfermedad del hijo, y que éste no mató a su madre desde un lugar consciente. También a los hermanos varones esto les costó. Pero de a poco se fue superando la situación familiar, el paciente fue externado y comenzó al poco tiempo a trabajar en una panadería.

 Hoy día, desde mi incorporación como funcionario de este hospital, la herramienta del “Acompañamiento” la considero esencial. La he usado en forma individual y grupal, siempre pensada en la inmanencia del proceso. Hay que aclarar que sea donde sea la clínica (o klínica, tomando nociones esquizoanalíticas que se remontan al término Kliné –“desvío”-) ella es “tal cual es” (3); en el consultorio, la calle, una plaza, un paseo, etc… no deja de ser clínica. Como me lo enseñó en la Facultad Alfonso Lans: lo importante del encuadre en Psicología es tener claro los Roles y la Tarea. Recientemente presenté un trabajo sobre el arte de un paciente internado desde hace muchos años por la Justicia (4). El uso del acompañamiento fue solicitado al Juez, para que el compañero internado pudiese salir, disfrutar de algo del mundo extra-hospitalario y, sobre todo, continuar con su devenir artista. En general las salidas son a museos y exposiciones de arte, donde éste disfruta de ver la obra de otros, darle sus interpretaciones, y tomar también ideas para realizar nuevas creaciones. Y en ocasiones fue a ver sus propias obras expuestas, incluso en Punta del Este.

 Otro uso de esta técnica la comenzamos con el equipo de la Sala 10 recientemente el año pasado, en forma aún más interdisciplinaria. La Trabajadora Social de la Sala  (Cecilia Silva) y yo diseñamos un proyecto (acompañado por los diversos psiquiatras que tuvimos entre 2010 y 2011) de “rehabilitación y reinserción social” (o como prefiero denominarlo: psico-socio terapia en múltiples ámbitos: intra-subjetivo, relacional, familiar, barrial, laboral, etc.) con la inclusión de este dispositivo al que decidimos denominar: Acompañamiento Psicosocial. Además del trabajo que hacemos comúnmente en sala, incluímos a una estudiante de psicología y uno de trabajo social  (Leticia Echeverría y Pedro Da Costa) voluntarios con un seguimiento más intenso al compañero internado e inclusive a su familia. El trabajo continuó tras el egreso, moviéndose todo el equipo (sobre todo los estudiantes) en los ámbitos ya señalados, el mismo hoy día está en su fase final. Nos trazamos objetivos y etapas (todo en forma flexible y dependiendo del proceso real, obviamente) cuyo propósito básico fue fortalecer la transformación subjetiva creadora de la persona (o, en otros términos: apuntar a generar subjetivación). Se logró que tomara más cuidado de sí con respecto a su problemática subjetiva y continuara el tratamiento psiquiátrico, así como una fuerte autocrítica de su pasado y de su situación manicomializada, incluso que pudiera sostener proyectos laborales posibles. También lo ayudamos en la re-vinculación con buena parte de su familia, así como en lograr nuevos movimientos subjetivos en su barrio intentando conectarse a situaciones saludables (entre otras cosas, alejándose de aquellos vínculos que lo podían sujetar nuevamente a ámbitos delictivos y drogadictivos). Buena parte de este proceso lo hemos presentado en diferentes congresos y publicado en diferentes revistas especializadas (5).

 Espacios Humanizantes

 Finalmente me gustaría citar la experiencia del dispositivo Sala 14-Espacio Humanizante (6), y su símil en la sala del sector mujeres ubicada al lado de la Sala 23 (proyecto iniciado en abril de este año con la colega Andrea Ferreira). Este espacio subjetivante trabaja con las personas que ingresan al hospital y, en general, no acceden por su “situación psicopatológica” a otros dispositivos de “rehabilitación” (Centro diurno, Huerta). También lo componen muchos pacientes que realmente se sienten muy bien allí en lo que se hace y que están algo más integrados psíquicamente. Trabajan allí dos psicólogos y un enfermero, además de varios talleristas: cerámica, música, teatro, expresión plástica. También se cuenta con el apoyo de estudiantes de psicología y psicólogos voluntarios. Funciona el espacio de dos maneras. Una de ellas, la predominante, con Penino la hemos denominado: Grupo Dinámico Espontáneo. Tal denominación intenta señalar que en el espacio no hay ninguna actividad pre-fijada y los muchachos pueden realizar con lo que tienen a su disposición (incluyéndonos a nosotros, los psicólogos), lo que su deseo les dictamine. Claro que con ciertas reglas: prohibido entrar descalzo o con el torso desnudo, no fumar, no agredir, no destrozar obras de arte hechas por otros compañeros, si se establece un encuentro grupal coordinado por el psicólogo hablar por turnos.

 Este espacio para mí es clave para la subjetivación, o para la recomposición subjetiva tras las graves crisis que estas personas suelen sufrir. Allí encuentran un lugar para enunciar lo que deseen, para escuchar y ser escuchados, también para leer y compartir si lo desean. Pueden expresarse en forma más libre, allí nos piden materiales varios para pintar, escribir, hacer collages, construir desde cuestiones muy pueriles hasta bellezas estéticas. Pero nada de eso es desaprovechable nunca, pues todo lo que hacen son movimientos de su deseo e intentos de reconfiguración subjetiva. Esos Yoes frágiles insisten en maquinar, enunciando sus delirios, produciendo focos de autopoiesis necesarios para recuperar su consciencia hasta llegar, poco a poco, a configurar otra dimensión subjetiva que les permita otras potencias más saludables. El hospital brinda pocos elementos para que se exprese el deseo en forma nómade. Todo lo captura en su forma sedentaria medicalizada: camas, enfermeros, médicos, pastillas, micronarcosis, horarios para dormir y estar levantado, horarios para comer, tomar mate, etc. Todo demasiado estructurado. Y como sabemos bien, demasiado orden termina matando el deseo, la vitalidad, como ya lo han planteado hasta el cansancio Deleuze y Guattari (7). El deseo necesita espacios libertarios, y esta sala lo constituye. Intersticio instituyente en una institución altamente estriada. Pero también se da lugar a propuestas tallerísticas concretas (la otra modalidad de funcionamiento), para aquellas subjetividades que también las necesitan (sobre todo las que están con su Yo más integrado, aunque cabe señalar que muchos de ellos participan con gusto también de la otra modalidad más espontánea), y allí se dan las actividades ya citadas más aquellas a cargo del personal de la sala, como por ejemplo: “Locos por el Arte” y “Taller psico-literario”.

 En 2010 en el sector de Mujeres se abrió una sala para que se trabajara la dimensión de la “rehabilitación” en forma más apropiada. La institución comenzaba a organizarse mejor en este aspecto, dado que la femineidad internada en ésta estaba bastante postergada. Incluso me pregunto cómo no se nos ocurrió antes a los psicólogos crear un espacio como Sala 14 en este sector. Pues bien, esto empezó a cristalizarse este año, tras la aprobación por el Departamento de Rehabilitación del proyecto presentado por mí y la colega Ferreira. Como todo inicio de un trabajo instituyente mucho la vamos remando. Estamos luchando por conseguir condiciones materiales de trabajo adecuadas, que en algo han mejorado, pero falta aún para que sean las más apropiadas. De todos modos, las compañeras retribuyen este esfuerzo, señalando que el espacio hacía falta, y las vivencias tenidas en Sala 14 por varios años ahora tienen su visión desde el otro género. El Grupo Dinámico Espontáneo sigue dando sus frutos. En el pequeño espacio logramos colocar materiales para leer, recortar, pegar, escribir, hay música, la escucha está pronta y las ganas de compartir también. De eso se trata, de estar dispuesto a “recibir la psicosis” (término que si no me equivoco, se lo escuché en alguna conferencia a Marcelo Percia), para brindarle un espacio de expresión, de estimulación psicosocial, incluso de comprensión y afecto. La cuestión es estar dispuesto a compartir, o como dice Rául: “estar” (término sin dudas profundo y polisémico que daría para otro trabajo). Un estar desde la salud, apuntando a la potencia de la vida. Seguimos poniendo el cuerpo.

 BIBLIOGRAFÍA CITADA:

 1) Spinoza, B. “Ética. Demostrada según el método geométrico”. Ed. Terramar. La Plata (Argentina), 2005.

 2) De Brasi, J. “Subjetividad, grupalidad e identificaciones”. Ed. Búsqueda. Bs. As., 1990.

 3) Saidón, O. “A clínica como ela é”. En: Baremblitt, G. (Coord). SaúdeLocura 5. Ed. Hucitec. San Pablo, 1996.

 4) Perdomo, A. “Devenir artista… devenir perceptible”. Presentado en las Primeras Jornadas “Gilles Deleuze” – “Pensar con y desde el arte”, realizadas en la Universidad Nacional de Mar del Plata, los días 17 y 18 de junio de 2011. Publicada en Facebook de Alfredo Perdomo, sección Notas.

 5) Silva, C; Perdomo, A; Etcheverría, L; Da Costa, P. “La reclusión del proyecto de vida. Iluminando el campo de los posibles ante la opacidad del encierro”. Publicado en Revista Regional de Trabajo Social año 25 Nº 51 Enero-Abril 2011 (Ed. Eppal, Montevideo-Uruguay), en Revista Campo Grupal Nº 133 de Mayo de 2011 (Buenos Aires-Argentina) y en Revista de Coordinadora de Psicólogos del Uruguay Nº 227 de junio de 2011.

 6) Penino, R; Perdomo, A. “Un espacio humanizante en un hospital psiquiátrico”. Presentado en el XXI Encuentro Nacional de Psicólogos 16 y 17 de octubre de 2010. Balneario Solís – Uruguay. Organizado por Coordinadora de Psicólogos del Uruguay. También en IX Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos Organizado por Fundación Madres de Plaza de Mayo. 18 al 21 de noviembre de 2010. Buenos Aires –Argentina.

 7) Deleuze, G; Guattari, F. “Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Pre-textos. Barcelona, 2002. 

Referencias del autor: Psicólogo egresado de la UdelaR en 1999. Esquizoanalista egresado del Centro Félix Guattari de Montevideo en 2005. Trabajó en diversas experiencias en el Hospital Vilardebó de forma voluntaria en el Programa Puertas Abiertas desde 1994 a 2002. Es Psicólogo contratado por dicho Hospital desde 2005.

domingo, 15 de enero de 2012

VISIÓN DEL CFG SOBRE EL PLAN NACIONAL DE SALUD MENTAL

Gobernar las almas
Jornadas de Esquizoanálisis
Montevideo, 10 de diciembre 2011

                                                                 

No fue menor mi sorpresa cuando recibí la noticia de que estaba en marcha un Programa Nacional de Salud mental. Podría haber tomado esta iniciativa como algo auspicioso. Como un intento de pasar a la esfera de lo público y aún más a la esfera del orden del Estado un proyecto que contemplara un aspecto de la vida de los sujetos, la vida subjetiva podríamos decir, de los sujetos que habitamos este territorio. Entonces bien, digo vida subjetiva y no salud mental. Quizás allí este mi primer desencuentro.
Nombrarlo Programa Nacional de salud Mental, parece ya indicar el sesgo por el cual ese proyecto tiene su concepción enraizada claramente en el campo de la Medicina. Se me podrá decir que el concepto de salud mental es mucho más amplio,  que no queda restringido al área de los médicos y seguramente es  un punto a debatir.
 Pero si lo planteo de este modo, terminante, es precisamente por la confección del programa. Allí vemos claramente no sólo la hegemonía de la Medicina en su entramado sino, aún más, un cierto tipo de saber médico. No cualquiera. Sabemos que el saber médico ha tenido y tiene en su acervo una rica tradición de desarrollo donde la dimensión sintomática está plenamente inmersa en los signos que delimitan las épocas, los territorios, las diferentes lenguas, y en ese sentido, hacen del acto clínico un verdadero crisol de culturas. No es éste el saber médico que parece desplegarse en el mentado plan. La austeridad del  programa parece estar regida por una lógica de la eficacia; una eficacia que apunta a un horizonte de rendimiento económico. Las clasificaciones, y aún más la prioridades parecen ser concisas, claras, no dejando espacio para situaciones que por su complejidad, sean inclasificables. El entramado de los ítems del plan nos deja sin mucha alternativa que abra algún tipo de problematicidad sino más bien parece llevar al lector a quedar en una obediencia a un plan que se debe cumplir como parte de una estrategia que pretende generar la ilusión de algo colmado. La salud mental en el territorio nacional está cubierta, sin excepciones, en todas las situaciones, teniendo en cuenta las más urgentes hasta aquellas que apunten a la regulación social, a la estabilidad de los agentes sociales, aquella que apunten a una armonía, sobretodo si tiene que ver con los párvulos. La manera de plantear ese abordaje que podría llamar bio-social trasunta un proceder gerencial. La salud mental como una empresa que habría que gerenciar eficazmente: comités de recepción, delimitación de los disturbios más severos, la obediencia de los llamados usuarios a cumplir con los horarios asignados, los técnicos deben tener una formación garantizada, incluso si tienen grifa mucho mejor y finalmente, al acto clínico se lo denomina, prestación. De este modo, no sabemos si estamos en la esfera de la atención hospitalaria, o comunitaria o si estamos en un establecimiento público que ofrece objetos de consumo de uso masivo. ¿A la manera de un Shopping? ¿O de un World Trade Center? ¿Entonces bien? ¿Es este deslizamiento en los términos utilizados un modo de revelar el tipo de saber que sustenta este proyecto? Entiendo que sí, y no veo otro modo de llamarlo que no sea del orden del biopoder, a la manera en como lo definió Michel Foucault, a saber: “ biopoder como el conjunto de mecanismos por los cuales, eso que en la especie humana constituyen sus rasgos biológicos fundamentales va a poder entrar en el interior de una política, de una estrategia política”[1].
   Quizás en esto se acerque entonces a lo que podría llamar, una medicina  internacionalizada. ¿De qué modo? Internacionalizada en el entendido de un horizonte de estándares que parecen regir a la aldea global, así, en una pretendida totalidad. El lenguaje conceptual parece provenir de las últimas clasificaciones internacionales: trastorno bipolar grave, F20 o F 31; trastornos del espectro autista; usuarios con trastornos mentales severos.
La posición enunciativa habla por si sola. Hay patologías, ellas están bien delimitadas y están descritas por los manuales que circulan a lo largo y a lo ancho del planeta.

Se parte entonces de un hacer homogéneo aquello de las situaciones humanas, o más bien, aquello de la construcción de subjetividades que siempre son diversas, dispares en su constitución. No hay dos situaciones idénticas, no hay posibilidad de unificarlas si se entiende la peripecia subjetiva como un entramado discursivo. Si la subjetividad es nómade en tanto territorial, en tanto transportada por aconteceres que siempre están a punto de suceder, entonces, allí no hay lugar para la unificación simplificante.  La subjetividad entonces, entiendo, se construye en ese microclima social que resiste a cualquier pretensión de regulación, de  ordenamiento territorial que no respete el que la propia subjetividad social produce. Los manuales internacionales de psiquiatría borran de un plumazo la compleja trama geográfica de los territorios nacionales, o más bien la soberanía de los grupos que parecen tener un decir propio. Grupos que en su accionar producen lenguas menores, códigos, signos que ni siquiera aparecen en los glosarios. Lenguas de los regionalismos, que revelan las particularidades históricas de una región, de una tribu, de un agrupamiento barrial. Partir entonces del estándar internacional parece entonces apuntar a otro horizonte. Un horizonte que parece aspirar, aún sin saberlo a regular las tensiones de la vida social. La prioridad es el número, el número promedial, y en ese movimiento se pretende hacer justicia. La justicia social de la mano del estándar promedial. Se acoge el acontecer para pulirlo, para adecuarlo a lo que las mayorías estadísticas esperan. Una norma numérica.  Importa más lo que marca la estadística que la particularidad de la situación en juego en su más pura intensidad.
 En ese sentido entiendo que el Plan Nacional de Salud Mental  parece dar prioridad a un grupo en particular, el de la llamada  minoridad problemática. Situación no menor en la cual todos estamos de algún modo concernidos. Situación ésta  que consume a cualquier institución que pretenda “salvaguardar” a las generaciones venideras.  Pero ¿a qué llamaría minoridad problemática? ya que no está planteado en esos términos en el plan. Si lo digo así es porque está en el aire de lo que parece querer circunscribir el programa. Resulta, a mi entender  interesante este sesgo particular del plan ya que parece revelar que el panorama social de nuestro país ha cambiado notoriamente.
El plan parece describir implícitamente, una cierta figura de la infancia e incluso de la juventud que ya no respondería a los valores de una supuesta clase media, valores que adscribirían a los emblemas de una nacionalidad signada por los marcas de la educación primaria. Encuentro entonces interesante que eso no se explicita de ese modo, sino que se dice por la preeminencia dada a los agentes de la educación formal. Estos tienen prioridad en el plan.
En el mismo acto, el plan parece decir que algo de esa minoridad quedó desanudada de la apuesta educacional institucionalizada, y que la alternativa sería reintegrarla a ese cuerpo formativo.
Entonces una de las vías privilegiadas es la atención a los docentes, a las cuidadoras de la primera infancia, a los maestros.
Surge una pregunta pues ¿es esta preocupación un modo de caer en la cuenta que esa minoridad ya no es ésa, que se definía en otra época en términos de  la “buena educación”, del barniz intelectual que nos asemejaba a Europa, de una cierta jactancia provinciana que bajo el manto de una supuesta humildad pretendía mostrarse orgullosa  como nación ilustrada?
¿Será ese énfasis a la educación formal un nuevo modo de instalar una pastoral? Pastoral de encausar a las ovejas descarriadas…

¿Cómo llamar a esa juventud ingobernable? ¿La de la cultura plancha?…¿ o como los llama Pasolini?: i ragazzi di vita?
 Finalmente esos jóvenes, desclasados, desclasificados ¿no revelan una verdad que el sistema económico produce día a día? El capitalismo parece moverse en la esfera de ese excedente de la producción. De ese plus de valor. Entonces: esos maleantes, esos rastrilladores, ¿no se apropian de ese excedente, de modo absolutamente arbitrario, quedándose con un pequeño trozo de eso que la sociedad ofrece como parte maldita[2], al decir de Georges Bataille, objeto de consumo, emblema de poder, ese objeto que es  gasto superfluo. En ese instante, con el objeto maldito en sus manos,  recrean la ilusión que son detentadores de un poder omnipresente.

 De un modo terminante diré que este Programa Nacional sustenta una concepción del trato a salud mental que está sostenida, a mi entender. en tres palabras que conllevan consigo un modo de entender el quehacer colectivo.
Estas tres palabras son: poblaciones objetivo; estudio epidemiológico  y por último monitoreo.

Partiré de este último  ya que entiendo es capital para la comprensión de toda una estrategia. Descriptivamente el plan se despliega en todo su esplendor en el desarrollo de los distintos abordajes, pero al final del mismo, en unas pocas páginas que aparecen casi como una formalidad administrativa se hace saber a las instituciones que hagan las prestaciones que estarán obligadas a suministrar la información que se les solicite.
Cito: Enviará la información que se le solicite [esto puesto en negrita] por parte del organismo rector a los efectos de realizar la evaluación permanente de esta prestación. Trimestralmente el Sistema Nacional de Información (SINAD) deberá recibir la planilla electrónica correspondiente”.[3]

Entiendo que también aquí, los términos hablan por sí solos: enviará la información que se le solicite, Sistema Nacional de Información, monitoreo.
Hay una clara voluntad de saber. Hay policía de la información. Hay un centro estatal de información que recaba datos. ¿Qué tipo de datos? Administrativos…como contralor de las prestaciones. Allí surgen otros términos: tener indicadores de calidad, encuestas de satisfacción, y además…evaluación de resultados. ¿no es éste entonces un dispositivo paranoizante? Todos los que brinden ese servicio estarán evaluados en los resultados. Eso ¿no produce efectos subjetivos, en los clínicos que realizan la labor? ¿eso no atraviesa el acto clínico? cuando el acto clínico no es una mera radiografía sino que la estopa con la que trabajará será los procesos subjetivos de la población
Y doy un paso más…si se dice brindará la información que se le solicite, llegado el caso, si se tratase de un caso de notoriedad mediática,¿ se pedirá también la historia clínica?  Si fuera el caso, diría entonces que el plan se convertiría decididamente en un gobierno de las almas.
Monitoreo dice el último capítulo del plan. Esta palabra, a mi entender, parece signar todo el plan. Monitorear es finalmente, instalar un ojo que mira.

Entonces el término monitoreo, va junto al de estudio epidemiológico y el de población-objetivo.
El término población-objetivo no es anodino, no es una mera denominación sino que es el término que Foucault señala como pieza clave de una estrategia política del capitalismo. La idea de población se inscribe en lo que Foucault define como modo de captación del Estado de las fuerzas productivas de una nación. En su seminario Seguridad, territorio, población, Foucault analizará cómo el sistema capitalista supo captar la importancia de que esa fuerza productiva que es llamada población, es un capital humano imprescindible para que el sistema funcione, para que rinda a la velocidad de estos tiempos. Las poblaciones, en tanto capital humano están compuestas de elementos innatos y otros adquiridos. De allí la necesaria investigación de los elementos que le dan forma. El capitalismo está abocado al estudio de la genética ya que el mejoramiento del capital humano de los individuos dará seres más aptos.
Del mismo modo, los llamados elementos adquiridos. La psicología, entre otras disciplinas se ha encargado de brindar los elementos suficientes en cuanto a las adquisiciones necesarias del material humano. Miren cómo le dice Foucault en el Nacimiento de la biopolítica: “Se sabe perfectamente que la cantidad de horas pasadas por una madre de familia junto a su hijo, cuando éste aún está en la cuna, serían muy importantes para la constitución de una idoneidad-máquina, o si se quiere de un capital humano y que el niño tendrá mucha más capacidad de adaptación si, en efecto, sus  padres le han dedicado una cantidad de horas considerables”[4]. 

Al mismo tiempo, ese llamado monitoreo del plan será utilizado para hacer estudios epidemiológicos. Estos son estudios de investigación médica, que generalmente intentan medir las “perturbaciones” que una población puede tener. El estudio pretende buscar las causas de mal extendido en la población. Muchas veces los mismos se apoyan en el cálculo estadístico. La así llamada epidemiología, busca identificar el mal que se expande, que insiste de población en población, o en una franja etaria, o en algún sector en particular de la sociedad. Entonces ¿es equiparable el estudio que se pueda hacer en relación a una enfermedad de tipo virósica que  los males que puedan aquejar las almas de los sujetos?
Si la llamada salud mental pasa a ser parte integrante, incluso, parte esencial de la salud en su conjunto, entonces ¿se exigirá en un futuro mediato el diagnóstico psicológico a los ciudadanos que tengan el carné de salud? ¿Se evaluará psicológicamente a cada individuo para habilitarlo al mercado laboral? Si fuera el caso, el plan sería pura y simplemente un gobierno de las almas.

Si hay alguien que llamó la atención sobre este asunto fue Gilles Deleuze en su libro Conversaciones. Deleuze, haciendo referencia a los estudios de Foucault analizará el cambio de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control. Allí dice: “Las sociedades de control están sustituyendo a las sociedades disciplinarias. “Control” es el nombre propuesto por Burroughs para designar al nuevo monstruo que Foucault reconoció como nuestro futuro inmediato”.[5]
Entiendo que terminar mi texto con esta cita no es apocalíptico sino que parece ser corolario de lo que las palabras del programa revelan sin ningún tipo de pudor.


[1] Michel Foucault, Sécurité, Territoire, Population. Cours au College de France, 1977-1978
Hautes Études. Gallimard, Seuil. p.3
[2] Georges Bataille, La Part maudite. Oeuvres Completes VII. Gallimard
[3] Programa Nacional de Salud Mental. Plan de Implementación de Prestaciones en Salud Mental en el Sistema Nacional Integrado de Salud. p.26
[4] Michel Foucault; Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Colegio de Francia, 1978-79. p.270
[5] Gilles Deleuze; Post-scriptum sobre Las sociedades de control en Conversaciones. Pre-textos  p.5

CENTRO FÉLIX GUATTARI

domingo, 8 de enero de 2012

TRABAJO DEL CFG SOBRE LAS INTENCIONES DE FUPSI

TRABAJO PRESENTADO EN LAS JORNADAS DE ESQUIZOANÁLISIS, ESQUIZODRAMA, SALUD MENTAL Y DERECHOS HUMANOS REALIZADAS EN DICIEMBRE EN ESPACIO PLIEGUES, POR EL CENTRO FÉLIX GUATTARI


“SI SOS PSICOTERAPEUTA O QUERÉS SERLO NO PODÉS PERDERTE ESTE ENCUENTRO”

Así reza una invitación en la página web de FUPSI a un evento del cual no daré cuenta. Aunque sí daré cuenta de lo que allí se enuncia. Del poder de convocatoria de dicho enunciado, que se conecta con toda una parafernalia montada en el Estado: la reciente implementación de las prestaciones psicológicas en el sistema sanitario y la pelea política por definir quién legalmente  puede y quién no puede  ejercer como psicoterapeuta. Se despliega la vieja lucha de las autodenominadas “instituciones  de la psicoterapia” por ganar territorio de saber-poder y dinero. Sobre todo dinero.

¿Cómo explicar sino, que aparezca en un reciente boletín informativo de APPIA (nº 51 1º/12/11), esta actividad y diga lo siguiente?: “FUPSI convoca al ENCUENTRO “Los Psicoterapeutas ante la implementación de la Psicoterapia en el SNIS ”, y trate como puntos de ese encuentro: “a)                      Como incluirnos, b) Condiciones de trabajo c) Honorarios”, y, sobre todo, lo que más genera extrañeza, es que esa actividad “generará  6 horas para el Certificado Uruguayo de Psicoterapia”!!!! Una actividad de claro tono gremial y económico, de defensa de los bolsillos  de los denominados “Psicoterapeutas”, genera horas para ser Psicoterapeuta según esta gente, es decir: para obtener un certificado de Psicoterapeuta. Qué cosa de locos, no? De locos bien vivos, tal vez de esos “locos malos” que una vez aludió G. Baremblitt en una de sus tantas conferencias en el Congreso Internacional de Salud Mental y DDHH.
La convocatoria genera la afección, triste sin dudas,  en psicólogos y estudiantes de nuestra disciplina, invocando el cuestionamiento: ¿soy psicoterapeuta?  Y es más, si creo que lo soy pero no pasé por los requisitos que FUPSI se cree con el derecho de exigir para ello: ¿soy un buen psicoterapeuta? Lógica del Bien y del Mal instalada, todo un plano de  trascendencia aplastante. Los psicólogos que pasan y los que no pasan por dicho requisito, que estas asociaciones PRIVADAS, se arrogan. Malos y Buenos Psicoterapeutas. O peor aún: los que son y los que no lo son, pues son “simplemente psicólogos”.  Y la cuestión no sólo pasa por una lógica ética, sino sobre todo económico-laboral: sin ese “papelito” que dice que soy bueno en esto, ¿me dan laburo o no en el mercado, que hoy exige la “formación adecuada”?

Un reciente comunicado de la CPU de este año decía que los agentes de FUPSI “quieren salvar la psicoterapia”. En un plano tienen razón, pero yo creo algo más: este posicionamiento le da sentencia de muerte.  Pues en tal caso, desaparece la PSICOTERAPIA como institución, para pasar a instituirse el poder de las escuelas y sus organizaciones, eso que en Facultad me enseñaron que se llaman “Corrientes teórico-técnicas”. Eso que podía formar parte, o no, de mi caja de herramientas, a la hora de buscar cuidado, alivio y tratamiento al sufrimiento del alma.

Como en el chiste que relata Baremblitt en el capítulo de su libro, que da nombre a esta mesa, nos están contrabandeando por delante de nuestras narices. Las carretillas son las escuelas de psicología  (es más correcto enunciarlas de esta forma, ya que engloban mucho más que la psicoterapia)  y su supervivencia económica: quedarse con una suculenta porción de la torta.  Esas a las que antes se accedía por Deseo y/o por posibilidades económicas, ahora se intentan instaurar como Ley obligatoria. Recordemos las palabras que Claire Parnet, en ese maravilloso libro a dúo con Deleuze, “Diálogos”, le dedica a las escuelas: “Las escuelas son de tipo arborescente. Una escuela ya es algo terrible: siempre hay un papa, manifiestos, representantes, declaraciones vanguardistas, tribunales, excomuniones, trapicheos políticos, etc. Pero lo peor de las escuelas no sólo es la esterilización de los discípulos, sino más bien la destrucción, el aplastamiento, de todo lo que se había  hecho antes o se estaba haciendo al mismo tiempo”. (Deleuze-Parnet, Diálogos, pág. 32).

Ante esta perspectiva urge hacer una línea de fuga, creadora y de resistencia. Urge defender la Psicología, y no a las escuelas, también a la Psicoterapia, y no a las corrientes teórico-técnicas. Urge agenciarse con las instituciones señeras en ese camino, como nuestra pública Facultad y el gremio, la CPU, que defienden a capa y espada el Perfil del Psicólogo y la Ley del Psicólogo, que incluyen como competencias del psicólogo universitario,  los tratamientos psicológicos.

En este marco de estas Jornadas, donde lo que celebramos es el canto a la vida, a su diversidad, a su singularidad, a su multiplicidad; no podemos más que oponernos a esta línea fascistoide que se está intentando instalar en los lugares de decisión y poder en el marco de la tecnocracia sanitaria. Apoyamos que la gente se forme donde quiera y pueda, no es una postura en contra de las asociaciones escolásticas de la psicología. Pero cuando éstas se quieren imponer como la Verdad en lo que implica a lo que es o no Psicoterapia, a quien es o no Psicoterapeuta, ahí tenemos que decir: ¡¡no, hasta acá llegaron!! Como bien lo señaló un documento de la CPU en su momento (año 2006): se están metiendo donde no les corresponde, pues esta cuestión es propia de la disciplina, y esa disciplina es la Psicología. Por ende, las definiciones en este sentido deberán ser realizadas por las instituciones universitarias y los colectivos profesionales en su más amplio espectro. Como dijo Baremblitt en el artículo ya citado: no quedemos “enceguecidos por una especie de  veneración excesiva de algunos monumentos epistemológicos-teórico-técnicos” (“Saber, poder, quehacer y deseo”, pág. 17, Ed. Nueva Visión)

Recientemente se realizó el encuentro anual de los colegas de Salud Pública-ASSE, su séptimo encuentro, donde estos temas estuvieron en el debate. Saltó la indignación en muchos, ante la idiota posibilidad de que empiece a valer más un papelito dado por una institución privada, que los años de experiencia de prácticas psicológicas de muchos colegas, que seguro están mucho más instaladas en el plano de inmanencia que las lógicas de muchos acostumbrados a pacientes de la alta burguesía. Los colegas con varios lustros y décadas de trabajo en Salud Pública seguro tienen mucho para enseñarnos sobre todo tipo de clínica en general, y muchos de ellos no pasaron por las instituciones de FUPSI. A lo sumo por algún grupo de estudio, por supervisiones, por otros modos, más nómades de producir Psicología. Y no por ello menos válidos. Y en ese mismo lugar pongo las ricas experiencias universitarias que sostienen los Servicios de la Facultad. A propósito, nada mejor que recordar las palabras del maestro ya citado, en el mismo artículo: “estoy tratando de prevenir contra una posible falsa supremacía de algunos credos teóricos, sofisticados, que pretenden excluir todo un arsenal técnico que se ha revelado eficaz, sobre todo cuando está unido a la crítica social y a los enfoques inventivos. Con un criterio purista se piensa que porque una teoría es altamente formalizada, compleja, erudita, etc., se justifica que su práctica específica sea pobre, juzgada según parámetros ajenos. En tanto que una gran cantidad de prácticas empíricas, que carecen de un aparato teórico que las justifique, se revelan marcadamente eficaces, e incluso eficientes, consideradas desde una teoría apropiada” (Baremblitt, “Saber, poder, quehacer  y deseo”, pág. 27).

De los puntos que la Mesa Ejecutiva de CPU en julio de 2010 enunció a propósito de las intenciones de FUPSI, resalto estos:
“-Parecería más tratarse de una política de contralor del ejercicio o peor aún de contralor de mercado.
-Las acciones que FUPSI patrocina tendrían consecuencias, entre ellas, la más injusta sería la EXCLUSIÓN en áreas de trabajo para la cual sería requisito ineludible acceder al Certificado único de Psicoterapeuta.
-Creemos que FUPSI no tiene legitimidad para otorgar certificados que acrediten esta especialidad”

Reivindiquemos como sustantivo la MULTIPLICIDAD, también en lo que corresponde al campo diverso de la Psicología y las Psicoterapias, peleando por la libertad de elegir los modos de formación y construcción permanente, con y sin las organizaciones “ortodoxas” de producir psicoterapeutas. Poniendo la Clínica en primer lugar, el trabajo, el campo de problemas, como lo central siempre, más allá de los caminos teórico-técnicos a aplicar o producir. Y también advierto en ello a los que nos denominamos esquizoanalistas, recordando las palabras de nuestro hoy homenajeado querido compañero Baremblitt: los destinatarios del esquizoanálisis deberán usarlo  “según la más absoluta singularidad de cada uno y teniendo siempre en cuenta las infinitas variaciones en las que se realiza el “bien común” como valor supremo” (Cuadernos de Campo 5, número dedicado a Deleuze y Guattari, octubre 2008, Bs. As., Argentina)

CENTRO FÉLIX GUATTARI