domingo, 7 de agosto de 2022

NUEVAS-VIEJAS LUCHAS. ¿REFORMA SOCIAL O CAMBIO SOCIAL?

 

NUEVAS-VIEJAS LUCHAS. ¿REFORMA SOCIAL O CAMBIO SOCIAL?

Lic. Ps. Alfredo Perdomo

 


 

Estamos en tiempos difíciles. En Uruguay y en buena parte del mundo estamos viendo una embestida de franco corte neoliberal y fascista dirigida hacia la clase social obrera. Se trata de intentos de reforma de la seguridad social basados en el supuesto de que la gente vive más tiempo de vida y que hay además menor natalidad. Por ende, el supuesto es que hay menor reposición de la fuerza trabajadora y menos aportes. Yo quisiera saber: ¿desde cuándo faltan trabajadores que no me he enterado? ¿Acaso llueven las ofertas de trabajo y están satisfechas todas las órbitas productivas del país?

Nos están mintiendo, la realidad es otra. No hay trabajo, y esto no es nuevo. Ya hace décadas sabemos que por la tecnificación de la industria, cada vez más digitalizada y con menos personal, hay una masa importante de gente que no es necesaria para la producción. No hay trabajo para todos, es más, hasta se podría decir que cada vez para menos parte de la población. La clase obrera está viviendo hace tiempo el drama de no poder ser trabajadora, de no poder ser obrera. ¡Vaya paradoja! Pero es así, ya hay generaciones de gente sin cultura laboral instalada, porque ya se les decretó por parte del capitalismo como excluídos, o al decir de Robert Castel: desafiliados. Desafiliación cada vez más prolongada y sin vuelta atrás, trasgeneracional.

Masas desafiliadas que son carne de cañón de una de las pocas industrias en crecimiento, donde la complicidad del sistema capitalista lo permite porque deja ganancias a la elite sin pagar un peso de impuestos: el narcotráfico.

El tema no pasa por generar mayor explotación de aquellos que todavía accedemos al mercado laboral. El tema es si el capitalismo se decide a integrar o no a la humanidad en su plan. Estas reformas insisten en hacernos creer que todos trabajaremos, nos costearemos nuestra jubilación y alegremente viviremos entre 10 y 20 años felices sin trabajar. Es toda una falacia. De esa forma condenamos a los jóvenes que tendrán que esperar más para entrar al mercado laboral, pues viejos de 65 o más estarán ocupando los puestos de trabajo que van quedando. Y además, ¿qué pasará con los de 50 o más cuando los echen de las empresas privadas para pagar menos salarios y tener gente más activa y enérgica? ¿Quién los va a tomar? ¿Cómo llegan a los 65 para jubilarse?

Estimo que la clave está en no generar exclusión y llevar el sistema hacia una sociedad más igualitaria. Hay que pensar en clave inclusiva, donde todos puedan acceder a sueldos dignos y al trabajo también. Para eso hay que cambiar la clave del trabajo, que este se torne en un valor cooperativo y no competitivo. No es la cuestión ir a competir con los demás, sino producir para sí mismo y todo el colectivo, el común. Cuestiones que se vienen pensando hace tiempo, como una renta básica universal desde el nacimiento, que se entienda que cada persona deba poseer por pertenecer a un colectivo, pago que garantice las necesidades básicas satisfechas. Se puede generar en tal sentido un nuevo contrato social, donde cada individuo desde el nacimiento se compromete a aportar a su sociedad a través del estudio y/o el trabajo. También está la estrategia de achicar la jornada laboral, tal vez entre 4 y 6 horas, para permitir que cooperativamente más gente participe del trabajo.

Tal vez se tache a estas ideas de utópicas e irrealizables, pero están a la altura de un cambio subjetivo y social importante que se ha de propiciar si es que queremos vivir en un mundo posible para todos y no para cada vez menos. Si el capitalismo no cambia en su plan, las masas de gente excluída serán cada vez mayores, y por ende más la insatisfacción y las posibilidades de sublevaciones armadas. Yo soy amigo de la paz. Creo que la inteligencia humana tiene la capacidad de darse cuenta de que hay que evolucionar, cambiar el rumbo, generar otros valores. La explotación desenfrenada e irracional de la humanidad de esta manera, además de la de la naturaleza y todo el planeta, nos están llevando a peligrar la vida, al menos tal como la conocemos. Un cambio ecosófico es central.